El "Síndrome de Estocolmo" en los programadores. Por @JRINGSV

Comparto entrada del perfil de Facebook de Roberto Martínez. Si usted es profesional en Informática, o aspira serlo, esta es una lectura obligatoria. Puede seguirlo en Twitter como @JRINGSV


"La lectura es bastante larga, pero imperdible para los programadores y otros profesionales de IT, debo decir que no es original mía, pero la he tropicalizado y enriquecido con mi experiencia personal."

El "síndrome de Estocolmo" en los programadores



Las condiciones en que se trabaja como programador en la mayoría de las empresas en El Salvador son muy malas. Hace unos años se puso de moda que los programadores debían ser subcontratados a empresas que, a falta de mejor nombre, se les denomina “consultoras”.

Este esquema permite reducir las responsabilidades de la empresa para con los programadores y poder crecer y reducir el número de ellos de acuerdo a los proyectos o el presupuesto de forma dinámica y sencilla.

El problema con este esquema es que las consultoras tampoco se hacen responsables de los programadores, una de las razones es lo poco reguladas que están las empresas de outsourcing en el país.

De entrada, normalmente no hay contrato firmado. Si lo hay, nadie lo respeta. Esto deja al empleado a merced de los abusos de la empresa. No conozco una sola que pague horas extra, es común también que en tiempos difíciles económicamente decida dejar de pagar a sus programadores (incluso durante meses) sin que reciba una demanda judicial de estos, muy pocas dan aguinaldos o incluso vacaciones a sus empleados. Sí, es cierto que en algunos casos los sueldos son buenos pero esto es porque el mercado del software está relativamente bien y no por decisión de las consultoras.

El modelo de negocio de una consultora es colocar a personas en las empresas y cobrar por su trabajo. Son un intermediario y eso es todo. Moralmente no se sienten obligadas a nada más, como pagar seguro médico, capacitación, promover el crecimiento personal o incluso a proteger a sus empleados de los abusos en la empresa en las que se les contrató. Del lado de la empresa contratante tampoco hay obligación hacia el programador. Eres un “externo”, no importa si llevas 10 años compartiendo la oficina.

Generalizo aquí, que también me he encontrado a empresas buenas, pero cualquiera que haya trabajado en el ramo en el país sabrá que describo a la gran mayoría de “consultoras” y que estas prácticas no excluyen a las más importantes empresas del sector.

Que haya empresas abusivas apoyadas por la ley, o por la falta de la misma, no es nada nuevo. Sin embargo, lo que atañe a este artículo es un fenómeno de lo más interesante: Siendo el mercado de los programadores un mercado con cada vez más demanda y aún cuando en El Salvador cada vez aparecen más empresas con necesidad de estos que no son consultoras (y por lo mismo los tratan levemente mejor); hay programadores que deciden seguir viviendo bajo el amparo de sus abusivos patrones y no cambiar de trabajo.

Es lo que coloquialmente se llama ser una víctima del Síndrome de Estocolmo en el trabajo. De acuerdo a la Wikipedia:
"El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad, y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador."

¿Llevas más de un mes yendo a trabajar los sábados y/o domingos? ¿Entre semana sales a la 1 o 2 am todos los días por que hay “atrasos”?¿Te deben una o más quincenas? ¿No te han dejado salir de vacaciones en dos años? ¿No te han pagado algún curso de capacitación en el tiempo en que llevas trabajando ahí e incluso ven mal que tomes tiempo entre semana para capacitarte?

¿Por qué permites esto?

Veamos algunas de las razones que me han dado varios programadores:

- Te chantajean diciéndote lo importante que es el proyecto para la empresa. Si el proyecto es importante, tú también deberías serlo.
- Te convencen que es lo mejor para ti, que estás ganando mucha experiencia y que a la larga tendrás un gran futuro en la empresa. ¿Qué futuro? ¿Hay un plan de carrera? ¿Está por escrito? ¿Cómo se toman las decisiones para los ascensos?
- Te mencionan que eres su amigo, que te sienten como un hermano. A veces, hasta te invitan una(s) cerveza(s). Si la amistad se refleja en que no te paguen puntualmente tu sueldo (eres chero, tu entiendes) o en obligarte a trabajar horas extra todos los días sin pago adicional, no es tu amigo, es tu “madame”.
- Te prometen que cuando se arregle la situación económica, te bonificarán económicamente. Esto merece un post aparte, pero créeme, el bono nunca llega y corres el riesgo de que los salarios caídos tampoco.

Lo que ocasiona este tipo de manipulaciones es que el programador se siente emocionalmente vinculado con su secuestrador, perdón, con su jefe. Al final, el pobre también tiene sus problemas y si no te ha pagado a ti durante dos meses pero sí ha pagado la letra de su BMW, es porque no puede ir a cobrarle al cliente en bus.
El programador en esta situación desarolla un sentimiento de comprensión para con su(s) patrón(es) y siente culpa de dejarlos desamparados. Al final es mejor quedarse con ellos que intentar conocer a otros, en alguna de esas te encuentras algo peor. Además esto es como una cofradía, todos son amigos y hermanos, los de afuera no lo entienden.

Vagas ilusiones provocadas por la explotación del sentido de pertenencia por parte de los patrones o por la necesidad de los programadores de la misma (sí, a veces los patrones no tienen la culpa y estos casos son los más preocupantes).

¿Cómo evitar esto? Hay que romper el cerco. Platica con programadores de otras empresas, compara casos, ve a entrevistas de trabajo aunque sea solo para curiosear oportunidades. Te tienes que dar cuenta que el mundo laboral en la industria del software no involucra vivir 18 horas al día en tu oficina, ni estar sujeto al capricho de jefes que justifican su puesto con gestos autoritarios hacia sus empleados. No es normal que no hayas tomado vacaciones o que tu empresa vea mal que te ausentes una semana para tomar un curso de capacitación. Todo esto lo he visto de primera mano.

En una empresa, un programador me presumía que hacía 4 años que no tomaba vacaciones porque tenía bien puesta la camiseta. Créeme, eso hace más daño a la empresa. Si no tienes unos días de desconexión y desestrés, rendirás menos y cometerás más errores. De los daños a tu salud que una decisión así conlleva te darás cuenta tú sólo.
Una vez dando un curso, un alumno me comentaba que el inicio del mismo había caído justo cuando terminó su proyecto y terminaba justo antes de empezar el otro proyecto. Pero a pesar de no tener asignación durante esa semana, su consultora lo quería en las oficinas todo el día sin hacer nada. El curso no era barato y él lo había pagado de su bolsa y querían evitar que lo tomara. Al final tuvo que usar su semana de vacaciones a las que tenía derecho para tomar el curso. Pocas veces he estado más indignado ante la actitud de una consultora.

La lista de anécdotas puede seguir y seguir. Me han contado algunas que involucran la muerte por ataque cardíaco de más de un programador en el mismo proyecto. Este es el riesgo principal. Ningún proyecto de otros vale más que tu salud. Ningún proyecto de otros vale más que la estabilidad de tu vida personal. No sacrifiques la cartera, ni tus relaciones personales, ni tu salud por el bienestar de tu jefe. Sobre todo cuando ellos no velan por el tuyo.

Yo también lo he hecho en algún momento. Mi justificación era hacerlo porque me encanta programar y pensaba que era la única forma de vivir de este oficio, que así eran las cosas. Afortunadamente hace años me di cuenta de que no es así, que hay otras formas y modelos de negocio que permiten un mejor balance personal/laboral. Me tomó tiempo abrir los ojos y saltar la cerca. Que no te pase lo mismo.

Eventualmente todas las cosas caen por su propio peso. El síndrome termina y el programador abandona la empresa, abatido. Quizás no vuelva a caer en la trampa. Quizás no haya sido demasiado tarde: su esposa no lo ha dejado, no se ha endeudado con sus tarjetas de crédito y su salud no ha empeorado. Esos son los que tienen suerte. No esperes demasiado.

Aprovecha el momento que vive el mercado. Ya escribiré un algo sobre eso, pero la profesión de programador tiene un gran déficit de oferta y la demanda sigue en aumento. Estamos en posición de elegir empresa, elegir proyecto. No hay programadores desempleados. Así que no temas renunciar a un empleo, hay muchas otras empresas afuera que te están buscando y que se preocupan por tu crecimiento personal. Después de la cerca, encontrarás pastos más verdes.

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